Una tapa es una ración de alguna comida más o menos típica de cada región que se pide — o se pone sin pedirla cuando es un detalle “gratis”— para acompañar la bebida en los bares de la mayoría de las ciudades y pueblos de España.
El origen de la tapa se ha convertido casi en leyenda urbana pues nadie sabe a ciencia cierta cómo se ideó.
Como casi todos los grandes inventos de la historia — y las tapas lo son, basta con probarlas — pudo haber sido descubierta por casualidad, pero según todas las leyendas las tapas tendrían “sangre azul”, es decir, que serian de origen “real”, en el doble sentido de la palabra española.
Cuenta una de las versiones que fue el rey Alfonso X “El Sabio” quien dispuso que no se podía servir vino en las posadas sin acompañamiento de algún alimento sólido para evitar que el alcohol surtiera efecto demasiado pronto. Lo que se servía, solía ser un trozo de pan o una rodaja de embutido o de queso que, a su vez, servía para “tapar” el vaso, y de ahí su nombre.
En otra versión se le atribuye dicho mandato a Alfonso XIII que observó la costumbre en Cádiz, que se hacía para evitar que no entrara nada en el vino.
Lejos de la mitología gastronómica, lo único documentado es que las tapas nacieron en el sur y el norte en el siglo XX y que no dejan de tener relación desde la época medieval con la cultura mediterránea de servir alimentos en medio de la mesa. Esto ha dado nombre hoy en día a un nuevo concepto: el “tapeo”, o reunión entre amigos con las tapas como excusa.
La tradición es tal que, en algunos sitios como Granada, existen “Rutas de Tapas” que permiten hacer un recorrido gastronómico y cultural al mismo tiempo. En otras zonas de la península las tapas cambian su nombre por el de “pinchos” (o “pintxos” en el País Vasco) y se organizan competiciones entre los distintos bares especializados en su elaboración. Así son famosos los pintxos de San Sebastián o de Bilbao y sus concursos, o los de Valladolid, Salamanca, Pamplona… Existe incluso un premio de la Cátedra del prestigioso chef Ferrán Adriá organizado por la Universidad Camilo José Cela, que ya va por su quinta edición, prueba de que las tapas forman parte de la cultura gastronómica española.
Esta extendida costumbre española del “tapeo” nos permite beber sus vinos y probar recetas tradicionales mientras conocemos las ciudades más emblemáticas.
Foto: blogefl