Sin embargo, aunque pueda parecer curioso, parece ser que el pulpo a feira (en gallego polbo a feira) no es de origen gallego sino maragato. Dicen que cuando los arrieros maragatos viajaban a Galicia transportando, entre otros productos, aceite de oliva y pimentón, compraban el pulpo y lo mezclaban con el aceite y pimentón para consumirlo.
Independientemente de su origen el pulpo a feira está unido indiscutiblemente a Galicia, presente en todas sus fiestas o ferias (y de ahí le viene su nombre) donde podemos ver a hombres y mujeres cociendo pulpo en grandes ollas. Por cierto ¿saben cómo se les llama? Como no podía ser de otro modo “pulpeiras y pulpeiros”.
¿La receta? Sencilla: tras cocer el pulpo, se trocea, se le espolvorea sal gorda y un buen pimentón de la Vera (suele mezclarse dulce y picante), se rocía con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y listo, ya puede disfrutar de su pulpo a feira.
Como ocurre con muchas otras recetas típicas, la elaboración del pulpo a feira está rodeada de tradiciones. Una de ellas, seguramente la más importante, se utilizaba para conseguir que al cocerlo el pulpo no quedara correoso, sino tierno y agradable al paladar. Consistía en golpear al pulpo para romper sus fibras, hay quien afirma que la tradición mandaba golpearlo 33 veces ni más ni menos. Dicen que de esta costumbre viene la frase utilizada como amenaza ¡Te van a dar la del pulpo ¡
Otra forma menos agresiva de conseguir un pulpo tierno pasa por “asustarlo”, es decir meterlo y sacarlo del agua hirviendo 3 veces seguidas hasta que sus tentáculos estén bien enroscados. Dejando atrás palizas y sustos hoy en día lo que suele hacerse es congelar el pulpo durante 24 horas antes de cocerlo y así se consigue el mismo efecto.
También manda la tradición que deben usarse ollas de cobre para cocer los pulpos, unos dicen que así se consigue un pulpo con mejor sabor, ya que el cobre no deja residuos, otros que así se consigue también un pulpo más tierno. Quizá era por alguna de estas razones o quizá porque como los pulpeiros viajaban de una feria a otra llevando sus propias ollas usaban estas porque eran las más ligeras.
Lo que si está claro es porqué el pulpo a feira se sirve siempre en platos de madera y es que este material absorbe el agua que el pulpo libera, pero no el aceite que le añadimos lo que hace que se acentúe su magnífico sabor.
No hay pueblo en Galicia donde no pueda degustarse un excelente pulpo a feira, aunque si hubiera que destacar alguno podríamos hablar de O Carballiño (en la provincia de Orense) considerado la capital del pulpo y donde cada año se celebra la “Festa do pulpo” declarada de interés turístico nacional y que ya va por su 50ª edición. ¿No les apetece visitarla?
Foto: FreeCat